El 30 de septiembre de 2018 quedará para el recuerdo de muchos aficionados al ciclismo y al mundo del deporte. ¿Por qué?, se preguntará algún despistado. Porque ese día Alejandro Valverde fue campeón del mundo.
La victoria de Valverde en Innsbruck fue uno de los mejores momentos deportivos del año, para muchos el mejor. Me atrevería a decir que uno de los mejores en el último lustro o década, y creo que no estaría exagerando para nada. Por vivir momentos así es por lo que nos gusta tanto el deporte, a tantos y tantas como yo.
Aquella tarde de domingo fueron muchos los que se alegraron enormemente del triunfo de Valverde. Y no solo los aficionados al ciclismo aquí en España, sino aficionados de todo el mundo y también seguidores de muchos otros deportes.
Las felicitaciones en redes sociales así lo atestiguan, aunque para los que seguimos de cerca el mundo del deporte es algo que ya sabemos. Porque Alejandro Valverde es un deportista muy querido y apreciado por muchísima gente.
A partir de aquí, vamos a hablar sobre el porqué de esto. Por qué este deportista cuenta con una imagen tan positiva que lo ha hecho ser uno de los ciclistas más queridos del pelotón.
¿Es solo por sus incontables triunfos y victorias, por todos los éxitos deportivos que ha dado a su país? ¿O quizás hay algo más que también ha contribuido en gran medida a que esto sea así?
Así a bote pronto, se me ocurre que quizás una genial labor de comunicación e imagen de las personas que trabajan con él y del propio Valverde, habría podido ser clave. Dar a conocer no solo al deportista, sino también a la persona. Darse a conocer al público, ser uno mismo, acercarse a los aficionados. Sí, me parece que van a ir por ahí los tiros, nunca mejor dicho jejeje.
“El Bala” es un deportista que a lo largo de su carrera ha hecho un trabajo muy bueno en su comunicación e imagen, además de ser el campeón que es encima de la bicicleta. Y se ha ganado tener una estima y un reconocimiento y popularidad que a cualquier deportista le gustaría llegar a tener.
El caso de Alejandro Valverde me parece un caso muy interesante sobre la comunicación e imagen del deportista, porque hablamos de un deporte realmente difícil y poco agradecido con sus atletas. Y no me refiero a lo duro que es físicamente y el sacrificio que implica en cuanto a entrenamientos, preparación, alimentación, etc. Me refiero a la poca diferenciación que permite al deportista y la persecución a éste por el dopaje.
El ciclismo es uno de los deportes en los que menos diferenciación o personalización podemos ver de los deportistas. Hace ya unos cuantos años, veíamos a gente como Ullrich, Pantani, Beloki o el innombrable Armstrong peleando por ganar el Tour de Francia. Éstos son los nombres más míticos de aquella época, pero también había otros como Virenque, Botero, Heras, Sastre, Laiseka y muchísimos más. Valverde por aquel entonces ya empezaría a estar entre ellos.
ETAPA EN EL MONT VENTOUX DEL TOUR DE FRANCIA 2000:
El caso es que cuando había etapa de montaña y la carretera se ponía para arriba, los veías luchar entre ellos y veías perfectamente quién era cada uno. Muchos recuerdan ahora que no había pinganillos o potenciómetros, yo recuerdo que no había casco.
El hecho de que les permitieran correr sin casco, hacía que los seguidores pudiéramos ver a los ciclistas de forma clara y diferenciarlos entre ellos. Algunos con rasgos muy personales y característicos que los hacían destacar más que a otros. Por ejemplo, Ullrich y su color de pelo y pendiente; o Pantani y su calva, en la que lucía muchas veces un pañuelo, y sus pendientes o perilla.
Cualquier mejora que haga a un deporte más seguro y ayude a evitar o minimizar accidentes y lesiones, supone un avance para ese deporte y sus atletas. No digo que se deba quitar el casco y volver al pasado, ni mucho menos. Solo hablo acerca de esa desventaja o hándicap con el que cuentan actualmente los ciclistas respecto a otros deportistas.
Algo muy parecido es lo que ha ocurrido recientemente con la introducción del halo en la F1. El único elemento de diferenciación visual con el que cuentan los pilotos cuando están compitiendo, ha quedado tapado por el halo. Ahora cuesta mucho más distinguir al piloto, de ahí que hayan optado por añadir número y siglas en cada coche.
En el ciclismo, más allá de los maillots de líder, de la montaña, de la regularidad, de campeón del mundo, de campeón nacional, etc., el deportista lo tiene más complicado para diferenciarse y ser reconocido por el aficionado cuando compite. Es por ello que con mucha más razón deberá trabajar todo lo posible su comunicación, para así darse a conocer más al público y desarrollar una imagen y marca personal reconocibles.
Esto es lo que ha hecho Valverde, además de ganar un sinfín de carreras.
ALEJANDRO VALVERDE Y SU 1ª VICTORIA EN EL TOUR DE FRANCIA:
Parte II
En la primera parte, hemos visto que el ciclismo es un deporte en el que actualmente la diferenciación del deportista es más difícil. Hemos hablado sobre ello y la desventaja que supone en cuanto a imagen y marca personal del ciclista. Pero nos falta hablar sobre otro gran hándicap que tienen los ciclistas respecto a prácticamente cualquier atleta de otro deporte: la persecución por dopaje y la imagen negativa que se ha creado alrededor del ciclismo y de los ciclistas por ello.
Que el ciclismo es uno de los deportes más perseguidos por el dopaje, sino el que más, es algo que venimos viendo desde hace ya unos cuantos años. Algunos pensarán que es normal después de todo lo que pasó durante la era Armstrong, pero yo me pregunto por qué unos tanto y otros tan poco.
La impresión que da visto desde fuera es que la lucha contra el dopaje no está hecha solo para pillar a los tramposos. Sino más bien para contentar al público y a la sociedad después de todo lo que ocurrió en esos años. ¿Cómo? Haciendo lo posible para que se produzcan positivos cada X tiempo, con sus correspondientes sanciones. Para que así todos veamos lo bien que se trabaja en la lucha contra el dopaje.
Esto sería algo así como “limpiemos el ciclismo a costa de nuestros ciclistas”.
Sé que éste es un tema que conlleva mucha polémica y controversia, y una opinión como ésta aún más. Pero es solo mi impresión, mi sensación visto desde fuera. No digo que esto sea así, pero a mí es lo que me ha parecido hasta ahora. Y éste es mi blog y así lo expreso libremente, seguimos.
Cuando digo esto de hacer lo posible para que se produzcan positivos y sanciones, lo digo por todas esas normativas y restricciones milimétricas que hay en comparación a muchos otros deportes. También por la persecución que se hace a los ciclistas, con infinidad de pruebas y controles antidopaje. Los que conozcan un poco sobre el tema ya sabrán a lo que me refiero.
Todo lo ocurrido con Lance Armstrong y su equipo durante aquellos años, sumado a esta caza de brujas, ha dado como resultado esa imagen tan negativa del ciclismo y de sus atletas.
Si además le sumas un caso de dopaje y sanción, como le ocurrió en su momento a Valverde y como les ha ocurrido a muchos otros compañeros y rivales, el problema se hace mucho más grande. Porque automáticamente se pone en duda la ética y moral del deportista y de la persona, sus valores y honestidad. Además de toda su trayectoria profesional y los éxitos y victorias logrados hasta la fecha.
En este caso, además de defenderse como el deportista considere mejor y su equipo personal y entorno le aconsejen, lo cierto es que la única respuesta que puede cambiar todo esto y darle la vuelta a la situación estará en la carretera.
Si ese ciclista vuelve después de cumplir su correspondiente sanción y gana como hacía antes, o bien muestra el mismo nivel, el problema queda resuelto. Las dudas y el impacto tan negativo en su imagen que habían creado la sanción, al final acaban desapareciendo a ojos de la gran mayoría del público.
Esto es lo que hizo Valverde, ganando desde el minuto 1 en su vuelta a la competición.
REPORTAJE SOBRE VALVERDE Y SU REGRESO A LA COMPETICIÓN EN 2012 CON VICTORIA:
Parte III
Además de todas las victorias y éxitos cosechados a lo largo de su carrera, incluido el superar una situación tan complicada para un deportista como la que hemos visto, Alejandro Valverde ha destacado por algo más. Ese “algo” es lo que le ha llevado a ser el deportista tan querido que es hoy, y algo más que un gran ciclista que ganó muchas carreras.
Valverde se ha dado a conocer al público participando de forma activa en entrevistas con los medios, vídeo reportajes, eventos, etc. Está claro que, como todo en la vida, el paso de los años y el ir ganando experiencia y práctica le habrá hecho estar más tranquilo y relajado a la hora de hacer estas actividades. Y lógicamente siendo Alejandro Valverde, la visibilidad y el interés que tienes para el público y los medios hace que las oportunidades sean mayores. Pero es un deportista de los que llega a la gente, y eso es gracias a la sencillez y naturalidad que transmite.
Valverde es alguien familiar y campechano, que siempre muestra esa humildad que lo caracteriza. Él ha dicho siempre que uno de los momentos más felices de su carrera fue el Mundial de Hamilton (Canadá), en el que su compañero Igor Astarloa ganó el oro y él se llevó la plata.
Se alegró más con el triunfo de un compañero que con muchas de las victorias que ha podido disfrutar a lo largo de su extensa carrera. Esto deja ver la persona que hay detrás del deportista y su humildad y espíritu de equipo.
Que no te engañe ese sobrenombre que le acompaña desde niño, “el Imbatido”. Valverde es alguien que no quiere aparentar algo que no es. Él es feliz con la bicicleta, su grupeta y su familia, no necesita nada más. Así lo expresa siempre.
VALVERDE Y SU DÍA A DÍA CUANDO NO ESTÁ COMPITIENDO:
Además de esa normalidad y franqueza que lo acompañan, también es alguien que transmite alegría, simpatía y buen rollo. Y es que deja claro que le encanta lo que hace, se divierte entrenando y compitiendo igual que cuando era un chavalín. Siente pasión por la bicicleta y ama su deporte a pesar de las cosas no tan positivas que lo rodean.
Alejandro Valverde ha llevado el nombre de Murcia por toda España y el nombre de España por todo el mundo. A la gente le gusta, lo quieren, lo respetan y lo admiran. Compañeros de equipo, rivales y aficionados. El gesto de Sagan lo dice todo.
Por todo esto es por lo que esa victoria en Innsbruck el pasado septiembre fue tan celebrada. Muchos sentimos que de alguna manera se había hecho justicia deportiva. Aunque lo cierto es que Valverde se lo ganó por sí mismo, junto al trabajo de todo el equipo.
Pasarán algunos años y, tarde o temprano, llegará el momento de decir adiós. Incluso para Valverde. Se retirará de la competición y seguirá dando pedales subido en una bicicleta. Se hablará de su carrera deportiva y de su persona, de sus éxitos y de sus incontables victorias. Y siempre habrá una que será recordada por todos.
Una victoria que persiguió toda su carrera y que conquistó cuando ya muy pocos creían posible, superando una lesión grave de por medio con 37 años. Una victoria por la que muchos se alegraron enormemente y sintieron como suya, igual que él en aquel Mundial de 2003 en Hamilton, Canadá.
Un gran triunfo deportivo, pero sobre todo un maravilloso triunfo personal.
Don Alejandro Valverde, un campeón eterno.
ALEJANDRO VALVERDE Y LA VICTORIA MÁS ESPECIAL DE SU CARRERA:
Imagen tomada de El Tío del MAZO.