El odio a Kevin Durant, imagen de SportBall

El odio a Kevin Durant: cuando una decisión deportiva te convierte en un traidor y el villano de la NBA

Esta semana ha dado inicio una nueva temporada de la mejor liga de baloncesto del planeta, la NBA. En el momento en el que escribo estas líneas, apenas se han jugado los primeros partidos de liga. Como cada año, la expectación e interés que despierta la competición son enormes. Y podemos decir que este año en particular lo son aún más, con todo lo que ha deparado el mercado de fichajes.

Son muchos los grandes nombres que han cambiado de equipo. Y con ellos, el potencial de las franquicias que han sido bendecidas con su llegada. El statu quo de la liga ha cambiado. Todo esto hace que sea un gran aliciente de cara a la nueva temporada que empieza.

La NBA comienza con los actuales campeones sin su mejor jugador y MVP de las Finales, que ha cambiado Toronto por LA. Empieza con “La Ceja” sumándose a los Lakers de LeBron, en el que parece el año de despegue definitivo del proyecto púrpura y oro. También tenemos la llegada de Russell Westbrook a los Rockets para jugar junto a “La Barba”. O el fichaje de Jimmy Butler por Miami Heat, para ocupar el lugar de una leyenda como Dwyane Wade.

 

KAWHI LEONARD Y PAUL GEORGE FICHAN POR LOS ANGELES CLIPPERS:

 

Pero también hay grandes ausencias en esta temporada. Como por ejemplo las del propio Wade, Dirk Nowitzki, Tony Parker, John Wall, Klay Thompson y… Zaza Pachulia.

Vale, no. Echaremos de menos a Pachulia y su juego duro y rocoso, miembro vitalicio del club Estopa Mix. Pero no podemos decir que sea una de las grandes ausencias de la liga XD. Al menos no en lo deportivo, que sí en lo que a carisma se refiere.

El gran nombre al que nos referimos es el de Kevin Durant. La grave lesión sufrida en las Finales contra Toronto Raptors hace que casi con toda seguridad se vaya a perder toda la temporada. Pensando sobre cuál podría ser el próximo artículo para el blog, me he decidido por este fantástico jugador que tanto vamos a echar de menos en las canchas. Me apetecía escribir sobre NBA y tocar un tema tan delicado como divertido, según se mire.

El caso de Kevin Durant es el de uno de tantos en el mundo del deporte, aunque el suyo es más especial por cómo fue todo. Hablamos de los fichajes y traspasos que traen consigo algo más que la llegada de un nuevo jugador a la plantilla. Son esos movimientos de mercado que suponen un bombazo total con el que quizás muchos no contaban. Especialmente los aficionados del equipo del que el jugador se marcha.

Este verano, Kevin Durant ha dejado Golden State Warriors para firmar por Brooklyn Nets, en un fichaje multimillonario. Después de infinidad de rumores acerca de su continuidad en los Warriors, Durant ha decidido irse. Empezará una nueva aventura deportiva junto a otra de las grandes estrellas de la liga, Kyrie Irving. Aunque de momento le tocará ver los partidos vestido de calle.

Con su adiós a Warriors, Durant ha puesto fin a una etapa en su carrera que le ha llevado a ser 2 veces campeón de la NBA y MVP de las Finales, y 3 veces finalista en 3 temporadas. Así de fácil. Parece complicado que pueda repetir algo parecido en su nuevo equipo, aunque sabemos que la Conferencia Este no es tan feroz como el salvaje Oeste. Pero solo el tiempo lo dirá cuando hayan pasado 3 o 4 años.

Hoy, el tiempo nos dice que su fichaje por los Golden State Warriors hace 3 años fue una decisión acertada y un éxito rotundo. Una gran elección del alero estadounidense que le ha llevado a ser mejor jugador, tener una mejor carrera y ser más valorado. Y a cumplir sus objetivos y sueños deportivos, como ganar la NBA.

Todo gracias a “ese” fichaje.

El fichaje que lo convirtió de la noche a la mañana en un traidor y el enemigo público número 1 en Oklahoma City. El fichaje que lo convirtió en el gran villano de toda la NBA. Cambiar OKC por Warriors tuvo un impacto mediático brutal en la liga, y una repercusión muy negativa en la imagen del jugador.

Aquel fue uno de los fichajes más polémicos y sonados que hemos visto en la NBA y el mundo del deporte los últimos años. Una situación muy complicada para el jugador y una decisión que marcó un antes y un después en su carrera deportiva.

En las canchas de baloncesto y fuera de ellas.

 

LAS REACCIONES VIRALES AL FICHAJE DE KEVIN DURANT POR GOLDEN STATE WARRIORS:

 

Parte II

Lo hablábamos en el post de Griezmann, el impacto emocional que tiene el deporte. Esas emociones y pasión que despiertan en la gente es lo que hace que tenga el lugar que ocupa en la sociedad. Si no existiera nada de eso, el deporte sería otra cosa.

En este caso, por fortuna para nuestro protagonista, la NBA y el deporte en EE. UU. no son como por ejemplo el fútbol aquí en España u otros países de Europa, qué decir de Sudamérica. A diferencia de otros lugares y rincones del mundo, en EE. UU. el deporte tiene un sentido más de espectáculo y show.

Los aficionados lo viven de otra manera, esto es algo que podemos ver tanto en la NBA, la NFL, la MLB, etc. No existe ese componente religioso, ni tampoco el hasta cierto punto bélico que vemos en otros deportes y países. Pero eso no significa que cuando un tal LeBron James decide dejar Cleveland por primera vez, los aficionados queden impasibles ante la abdicación de su rey.

Ha habido muchos de estos fichajes en el mundo del deporte. Fichajes y salidas que han tenido una repercusión mediática y un impacto emocional enormes, dejando en muy mal lugar al jugador a nivel de imagen. Ya sea por el jugador que es, por el equipo al que se va, o por una combinación de ambas cosas.

Podemos poner mil ejemplos, de hecho en el mismo artículo de Griezmann veíamos dos de ellos: el adiós del propio Griezmann del Atlético para fichar por el Barça, y la salida de Neymar de éste para irse al PSG. Y es algo que seguirá sucediendo, precisamente por ese factor emocional que tiene el deporte.

Aunque puestos a poner algún ejemplo, el de Luís Figo seguramente esté en lo más alto de la lista y difícilmente puedan quitarle el puesto.

 

EL FICHAJE DE FIGO POR EL REAL MADRID, HISTORIA DE UNA TRAICIÓN:

 

Otro fichaje parecido al de Luís Figo que hemos visto en España recientemente es el de Iñigo Martínez por el Athletic Club. En este caso, la repercusión y el impacto mediático no ha sido el mismo que tuvo el de Figo, lógicamente. Pero en Euskadi ha sido un fichaje muy polémico y sonado. Cuando Iñigo toma la decisión de dejar la Real Sociedad y firmar por el Athletic, automáticamente pasa a formar parte del elenco de “villanos” del deporte.

Casos como los de Figo o Iñigo Martínez se deben al hecho de fichar por el máximo rival, y está claro que son fichajes en los que no hay marcha atrás posible. El mismo Courtois ya nunca será bienvenido en una parte de Madrid, por mucho que haya llegado al Santiago Bernabéu vía Londres. Pero también hay otros fichajes, como el de Durant por los Warriors, que fueron censurados y criticados muy negativamente por otra razón: reforzar al equipo campeón y/o crear un superequipo.

Éste es el caso de LeBron James cuando fichó por Miami Heat en 2010. Decidió dejar el que hasta entonces había sido su único equipo en la NBA, para crear un súper equipo en Miami. Él y Chris Bosh se unieron a Wade formando un big three estelar, en un doble movimiento que puso patas arriba la liga.

 

LA MEGAPRESENTACIÓN DE LEBRON JAMES Y CHRIS BOSH JUNTO A DWYANE WADE EN MIAMI:

 

El fichaje de LeBron James fue muy mal visto por gran parte de los aficionados a la NBA, no solo de Cleveland. Daba la sensación de que los nuevos Miami Heat tenían una plantilla demasiado buena, que no era justo que tres de los mejores jugadores de la liga se juntaran en un mismo equipo. Y que LeBron había optado por el camino fácil, uniéndose a un superequipo para poder ganar el anillo.

Esto es exactamente lo que ocurrió con el fichaje de Kevin Durant por los Warriors en 2016. Con el agravante que en el caso de Durant, los Warriors ya eran un equipo que había sido campeón de la NBA y finalista los 2 años anteriores (récord de victorias incluido con el histórico 73-9). Y además era el equipo contra el que Oklahoma había caído en las Finales de Conferencia, después de tener la eliminatoria 3-1 a su favor.

La decisión que tomó Durant ese verano fue duramente criticada por aficionados y periodistas. Los Warriors tenían un equipazo con los “Splash Brothers” cosiendo a triples a las defensas rivales y los Draymond Green, Andre Iguodala o Harrison Barnes acompañando a éstos de forma fantástica. No necesitaban sumar a un Kevin Durant a su plantilla para seguir ganando, pero era una oportunidad de mercado única y no la dejaron escapar: Harrison Barnes OUT, Kevin Durant IN.

Con la salida de Harrison Barnes, los Warriors crearon el espacio salarial suficiente en plantilla como para poder incorporar a Durant. El bueno de Barnes firmó con Dallas Mavericks un contratazo de 95 millones de dólares por 4 temporadas, con el que llevar mejor eso de que prescindan de uno. Y Kevin Durant se unió al enemigo, el equipo que les había derrotado en los playoffs. Reforzando así el que para el 95% de la gente era el mejor equipo de la NBA.

Con su fichaje por Golden State Warriors, Kevin Durant se convertía en el gran villano de la NBA. Hasta ese momento, el jugador había tenido una imagen muy positiva entre el público. A todo el mundo le gustaba Kevin Durant, un chico humilde con un talento brutal para jugar al baloncesto, unido a un físico tan peculiar como genial. Pero de la noche a la mañana todo cambió para KD.

Su decisión hizo que aficionados, periodistas y jugadores lo señalaran como un traidor y el malo de la película. El papel de villano era suyo, estuviera de acuerdo con el reparto o no.

Igual que lo había sido antes su amigo y rival LeBron James, ahora le tocaba a él ser ese tío al que todos quieren patear el trasero.

 

LAS REACCIONES DE JUGADORES AL FICHAJE DE DURANT POR LOS WARRIORS:

 

Parte III

Son muchos los casos de jugadores y deportistas que representan ese papel de “villanos” en el deporte. Jugadores y deportistas que toman el papel que el público y los fans les han dado, o que ellos mismos se han ganado por diversas razones.

Ejemplos hay muchísimos: Cristiano Ronaldo, Luis Suárez, Neymar, José Mourinho, Pepe, Diego Costa, LeBron James, Draymond Green, Jimmy Butler, Rudy Fernández, Valentino Rossi/Marc Márquez, Jorge Lorenzo, los pilotos de Haas F1, el equipo Sky/INEOS, Justin Gatlin, Floyd Mayweather, “Canelo” Álvarez y un largo etcétera.

Cada caso es diferente y ese hate que despiertan en muchos aficionados se debe a distintas causas y porqués. En el caso de Durant, ya hemos explicado a qué se debe ese odio que genera el jugador en el público. Porque Kevin Durant es uno de los jugadores más odiados en todo EE. UU., y esto se traduce en una imagen muy “negativa” del jugador.

Decimos lo de “negativa” entre comillas porque tener una imagen negativa y que polariza, no necesariamente es algo malo para el deportista. Esto es algo sobre lo que ya hablé en el artículo de Kimi Räikkönen, en el que precisamente vimos su ejemplo (apodos NBA incluidos, por cierto).

También hablé de ello en el último post sobre el caso de Antoine Griezmann. En el artículo vimos los diferentes perfiles de personalidad del deportista, uno de los ejes de posicionamiento clave en su imagen y marca personal.

Cuando ocurre algo como lo que le pasó a Durant, a nivel estratégico tienes 2 opciones:

A) Intentar cambiar esa corriente de negatividad y todo ese odio que existe alrededor de tu imagen y persona.

B) Aceptar el papel, acoger a tus haters y jugar a ser el malo de la película.

Cualquiera de ambas estrategias de comunicación e imagen son buenas. Escoger una u otra dependerá siempre del deportista, de cómo él o ella se sienta más cómodo y prefiera. Pero está claro que cuando todo el mundo se pone en tu contra y se forma esa bola de nieve que crece más y más y más, cambiar eso en el corto plazo va a ser imposible. Ni siquiera a medio plazo es algo que vas a poder cambiar de forma sustancial.

El trabajo de comunicación e imagen no es una fórmula matemática ni una ciencia exacta. Y sobre todo, no siempre va a ser cómo nosotros queremos que sea. Sí, vamos a trabajar en la línea de los objetivos que hemos definido, para dar forma a esa imagen y marca personal, a la percepción que tiene el público de nosotros. Pero la percepción final del público es suya, y si tienen un pensamiento u opinión muy marcados es algo que tienes que aceptar.

En el caso de Kevin Durant, él aceptó su nueva situación a raíz de su fichaje por los Warriors. Quizás le costara al principio y le llevara un cierto periodo de tiempo asimilarlo, es probable debido a la magnitud de la situación. Pero finalmente asumió que su papel en la NBA había cambiado. Ese Durant que gustaba a todo el mundo se había ido y había dado paso a un nuevo Kevin Durant.

Como si de la mismísima Breaking Bad se tratara, Durant había vivido su propia transformación de Walter White a Heisenberg. Solo que en vez de hacerlo a lo largo de 5 o 6 temporadas, en su caso fue de la noche a la mañana. Del cielo al infierno en unas pocas horas. Y con el paso de los días y las semanas, Kevin Durant se convirtió en uno de los grandes villanos del deporte.

Uno de esos malos de película que todo el mundo recuerda, de los que quedan grabados en la memoria de la gente. Igual que ocurría con Heisenberg, una parte de ti lo odiaba por las cosas que hacía y la inmoralidad de sus actos. Pero otra parte de ti lo disfrutaba y le encantaba verlo por su genialidad y brillantez. Esa parte de ti quería que se acabara saliendo con la suya en muchas ocasiones. Una mente maestra capaz de lo mejor y de lo peor.

Larga vida a la leyenda de Heisenberg.

 

“NEGRO Y AZUL”, LA BALADA DE HEISENBERG:

 

Dice Antoni Daimiel que desde hace tiempo Kevin Durant está enfadado con el mundo, que parece estar peleado con él. Lo dice por todas esas apariciones en medios y prensa que lleva protagonizando Durant desde que pasó a ser un Warrior.

Lo cierto es que Daimiel tiene razón, rara vez no la tiene. Porque desde entonces vemos a un Durant antipático y borde en su semblante y respuestas. Con declaraciones polémicas que solo hacen que alimentar ese hate que le acompaña desde su fichaje por los de San Francisco.

Además, en su estrategia de comunicación e imagen ha utilizado un tema o eje que siempre causa controversia y atracción a partes iguales: el dinero. Declaraciones como “Mi plan esta vez es forrarme, amontonar dinero” o “Estoy pensando en el dinero que voy a ganar” son un buen ejemplo de ello.

Como lo es también el nombre que utiliza en Instagram @easymoneysniper. Francotirador de dinero fácil. Un nickname que juega con el asunto del dinero y su principal atributo como jugador. Durant es un anotador de “dinero fácil”, una máquina de hacer puntos.

Este nickname lo ha utilizado Nike para crear una serie de camisetas en su colección kd. Kevin Durant tiene su propia marca personal gestionada por Nike, igual que LeBron James o su ahora compañero Kyrie Irving.

También lo hemos visto aparecer en The Players’ Tribune o el canal de YouTube de su excompañero Serge Ibaka, luciendo una gorra con una bolsa de dinero en la parte frontal. ¿Casualidad o marketing? jejeje.

 

KD Y “MAFUZZY CHEF” COMPARTEN MESA Y REFLEXIONES:

 

El tema del dinero es recurrente y vemos que es muy utilizado hoy día en el mundo del deporte. Son muchas las estrellas del deporte que hacen ostentación de ello en sus redes sociales, que hablan sobre el dinero sin ningún pudor ni tabú.

Esto causa rechazo a mucha gente, que lo ven de mal gusto y algo negativo. Pero también es algo que atrae a mucha otra gente y les gusta. Ya sea porque piensan que se lo merecen, porque les divierte o porque ven en ellos lo que les gustaría tener algún día.

El asunto del dinero es muy poderoso en el mundo del deporte. Un mundo que como sabemos genera tantísimo dinero a su alrededor. El dinero es una arma de seducción para todos, lo queramos o no, desde que el mundo es mundo y todo funciona a través de él. Y es una arma muy potente cuando se trata de causar un poco de polémica y generar rechazo o antipatía.

Por ejemplo, cuando juegas a ser un villano en el mundo del deporte.

El malo de la película.

 

FLOYD MAYWEATHER, UNO DE LOS GRANDES VILLANOS DEL DEPORTE:

 

Parte IV

Kevin Durant ha sido sin ninguna duda uno de los mejores antagonistas del deporte en los últimos años. Lo ha sido gracias a su juego en ambos lados de la cancha: por lo bueno que es jugando y por el juego que ha dado fuera de ella.

“La gente odia que juegue en los Warriors y que sea jodidamente bueno”. ¿Te recuerda a alguien esta frase? jejeje. Como pasó en su día con LeBron James, el tiempo le ha dado la razón a Durant.

Sus 3 años jugando con los Warriors han sido un éxito y le han dado victorias, logros y fama. Grandeza. Un 3/3 en finales y un 2/3 en anillos. Y quien sabe qué hubiera pasado si no se lesiona en ese quinto partido de las Finales de este año.

La rotura del Aquiles le ha dejado KO para la temporada 2019-2020. Dicen que es la peor lesión que puede sufrir un deportista, una lesión que marca un antes y un después en la carrera del jugador.

Lo cierto es que no sabemos si Durant volverá a ser el jugador que era, si podrá recuperar el nivel que tenía antes de la lesión. Pero si ese ha sido el final del mejor Durant, al menos lo habrá sido jugando unas Finales de la NBA, luchando por ganar su tercer campeonato seguido.

Todo gracias a “ese” fichaje.

 

LA LESIÓN DE DURANT EN LAS FINALES DE LA NBA CONTRA LOS RAPTORS:

 

Hay decisiones deportivas que llevan al deportista a ser querido u odiado. A tener a toda la gente a favor alabando su decisión y destacando para bien su persona; o a tener a toda la gente en contra despreciando su decisión y también su persona.

Damian Lillard dice que quiere quedarse en Portland toda su carrera y ganar un campeonato siendo un Blazer. De hecho, este mismo verano ha firmado una extensión supermáxima de contrato por 191 millones de dólares.

Lillard dice, entre otras cosas, que para él no se trata solo de ganar, que hay cosas que significan más que ganar un campeonato. Su lealtad hacia Portland Trail Blazers es absoluta y está dispuesto a renunciar a un anillo si no puede lograrlo con ellos.

La decisión de Lillard ha sido aplaudida y celebrada por muchos aficionados, no solo de la ciudad de Portland. Ha gustado a mucha gente que sigue la NBA y el deporte, y es evidente el porqué.

En la era del deporte que vivimos en la actualidad, en la que tanto prima el factor económico y la parte del negocio, en la que parece que solo vale ganar y todo lo demás se tilda de fracaso, ver un caso así es llamativo y sorprendente. A todos nos gusta, nos recuerda esa parte más romántica o sentimental del deporte.

La lealtad hacia unos colores, un equipo y una ciudad. Rompiendo con lo establecido, con la tendencia que sigue el deporte hoy día. Pero también es cierto que Lillard está compitiendo con sus Blazers cada año en playoffs, llegando incluso a las Finales del Oeste esta misma temporada.

Cada año se tiende a infravalorar a Portland y cada año llegan a playoffs liderados por “Dame”, para dar alguna que otra sorpresa. Jugadores como DeMarcus Cousins en Sacramento nunca llegaron a jugar en playoffs. De hecho, esta temporada fueron los primeros playoffs de su carrera.

Por mucha lealtad que Cousins tuviera con su franquicia, por mucho que lo intentara año tras año, el equipo no era capaz de quedar entre los 8 primeros del Oeste. En otro contexto, Lillard tal vez no tomaría la decisión que ha tomado hoy. O, cuanto menos, le sería mucho más complicado tomarla.

Llegados a este punto, yo me pregunto lo siguiente: ¿realmente la decisión de Damian Lillard es mejor que la que tomó Kevin Durant? Mi respuesta claramente es NO.

Si la carrera de Lillard acaba sin un anillo, sin ni siquiera llegar a unas Finales, ¿habrá sido una mejor decisión? Desde luego que a nivel deportivo no lo habrá sido, aunque no sepamos qué hubiera ocurrido de otra forma.

Una decisión no es mejor que otra por el hecho de primar la lealtad a un equipo y lugar, o la ambición por ganar y el hambre de victoria. Simplemente son decisiones diferentes, aunque unas sean muy aplaudidas y otras tan criticadas.

Kevin Durant tomó su decisión y le tocó convivir con ella. Su imagen quedó muy dañada en un principio, pero supo darle la vuelta a la situación y sacar partido de ello. Vio cómo el mundo le señalaba como un traidor y un judas, un vendido. La gente tiende a buscar héroes en el mundo del deporte, pero también villanos, como sabe el propio Durant. Y él les dio el villano que querían.

Ahora, si es capaz de volver de la lesión a un buen nivel, la gente lo aplaudirá con fervor y lo recibirá como a un héroe. En todas las canchas de la NBA, quizás con la única excepción de Oklahoma. Kevin Durant volverá a ser idolatrado por (casi)todos de forma unánime. Un ejemplo de superación y lucha, de amor por el baloncesto.

Esta vez le tocará a él ser el bueno de la película, todo por una fatídica lesión.

Qué cosas tiene el mundo del deporte.

 

KEVIN DURANT Y SUS MEJORES MOMENTOS EN LOS WARRIORS:

 

Imagen tomada de SportBall.

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Álex Delgado

Álex Delgado

Ayudo a Deportistas profesionales con su Comunicación, Imagen & Marca Personal. Después de más de 20 años jugando a fútbol sala, ahora corro y doy pedales. Deporte y naturaleza como estilo de vida.

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